Paso 3: Sal de deudas innecesarias
“Librate del peso que no te deja avanzar”
LAS DEUDAS SON UNA CADENA, CON UNA EXCEPCIÓN
Quiero empezar con algo importante:
Sí, estoy totalmente de acuerdo en que las deudas son una cadena.
Pero también hay que ser claros y responsables al hablar de esto.
Existen deudas que pueden tener sentido, aquellas que se utilizan para generar ingresos, como algunas inversiones o proyectos productivos.
Sin embargo, este blog no es sobre ese tipo de deudas.
Hoy hablamos de finanzas personales básicas.
Aquí, las deudas que se usan para “comprar” o “tener cosas” —para aparentar o para satisfacer deseos inmediatos— son una trampa.
Las deudas generadoras de ingresos se analizan en otra etapa, cuando ya estás en posición de invertir, no cuando apenas estás aprendiendo a ordenar tus finanzas.
LA DEUDA TE ROBA MÁS QUE DINERO: TE ROBA TU LIBERTAD
Muchos piensan que la deuda solo te afecta en el bolsillo.
Que se trata solo de cuánto pagas, a qué plazo o con qué tasa.
Pero la deuda no solo te quita dinero.
Te quita algo mucho más valioso: tu libertad.
Cuando tienes deudas, pierdes flexibilidad.
Te ves atado a un trabajo que quizá ya no te gusta, a un ambiente laboral que puede no ser sano, o a un ingreso que simplemente ya no es suficiente… pero que no puedes dejar, porque la presión de la deuda no te da espacio para respirar.
Vives condicionado y lo peor es que, mientras más pasa el tiempo, más normalizado se vuelve ese peso.
LOS INTERESES SON EL IMPUESTO POR GRATIFICACIÓN HOY A EXPENSAS DEL FUTURO
Los intereses no son simplemente un “costo financiero”.
Para mí, son el impuesto que pagas por haber querido gratificación inmediata, sacrificando tu tranquilidad futura.
Cada centavo que pagas en intereses es un recordatorio de que, en su momento, elegiste recibir algo antes de tener la capacidad real de pagarlo.
Por eso, hay que tener cuidado con normalizar las deudas.
Es fácil caer en la trampa de pensar: “sí, debo, pero todo está bajo control”.
En realidad, lo que tienes es un ciclo donde trabajas solo para mantenerte a flote, en lugar de avanzar.
Ahora bien, quiero contarte algo personal sobre esto.
Mi deuda, la más grande que tuve, fue diferente a una compra impulsiva o un gasto sin control.
Fue una apuesta en mí mismo: mis créditos educativos.
Desde el primer día supe que era una atadura.
Sabía que no podía darme el lujo de mantener esa deuda durante años.
Por eso, desde el inicio, mi objetivo fue salir lo más rápido posible.
Sí, fue una decisión calculada, pero también arriesgada.
Invertí en educación como una herramienta para generar ingresos futuros, pero el riesgo era claro: ¿Qué habría pasado si no lograba esos ingresos?
Habría sido una cadena muy pesada que me limitaría durante años.
Ese proceso me enseñó, con dolor y disciplina, que la deuda no es algo que se deba tomar a la ligera, aunque tenga una aparente “justificación”.
Y mucho menos cuando la deuda es simplemente para tener, para aparentar o para satisfacer deseos inmediatos.
DEJA DE ALIMENTAR AL BANCO, EMPIEZA A CONSTRUIR TU FUTURO
Salir de deudas innecesarias no es fácil.
Es incómodo, toma tiempo y requiere constancia, pero es uno de los pasos más poderosos que puedes dar para recuperar tu libertad financiera.
En este blog no te voy a explicar cómo salir de deudas de forma detallada.
Eso lo haré más adelante, porque hay un método correcto para hacerlo.
Hoy, mi único objetivo es que entiendas esto con absoluta claridad:
Endeudarte para tener cosas que no puedes pagar, solo te hunde más.
Cada día que permaneces en deuda innecesaria, le das más poder a los bancos y menos poder a tu futuro.
Si ya estás en el punto donde tus deudas generan ingresos —por ejemplo, inversiones controladas o negocios rentables— entonces vas más adelante en este camino y este paso ya no es tan prioritario para ti.
Pero si todavía estás en la etapa donde tus deudas solo sirven para consumir, es momento de cambiar.